miércoles, 7 de abril de 2010

El apagón de la voz del pueblo

Hola a todos. Una vez más voy a autocitarme y voy a recurrir a una columna de opinión que he elaborado para la asignatura Redacción Periodística: Géneros para la Opinión con el título arriba citado y que he presentado y leído en la mañana de hoy. Una reflexión sobre la TDT y el problema de las televisiones locales. Aquí os la transcribo:

Ya hemos pasado a la era digital, esa donde todo lo que tiene que ver con tecnología nos es vendido como progreso y como adelanto a lo que antes teníamos. Ese ha sido el leiv-motif que se ha ido unido a la campaña de implantación de la TDT en España, cuya integración vio su culmen la semana pasada con el apagón definitivo de las últimas zonas donde aún se veía (y ve) la televisión analógica. Pero ese paso adelante que nos están vendiendo ha traído en algunas zonas un hecho reseñable: el apagón no definitivo de las televisiones locales.

Porque ese apagón analógico, definitivo para aquellos canales de ámbito nacional y regional, no ha sido tal en lo referente a las televisiones locales y/o vecinales. Estas televisiones, algunas de dudoso gusto y calidad y otras referentes en la vertebración social y sociológica de su zona de emisión, se han visto fuera de la “fiesta” que es la TDT porque no tienen los recursos económicos suficientes para dar ese salto de calidad tecnológica o porque no han caído en gracia a aquellos que han tenido la “suerte” de elegir las licencias de televisión digital local en la región de turno.

Pero lo peor no eso, que ya lo es bastante, sino que hay regiones (Extremadura, por ejemplo) donde dichas licencias de televisión digital local han sido concedidas cuando había zonas de dicha región donde llevaban más de un mes sin emisiones analógicas de las televisiones nacionales. Es decir, que muchas de las televisiones locales seguían (y siguen) emitiendo en el formato antiguo sin la seguridad de saber si iban a tener licencia para seguir. Obviamente, muchas de ellas se han quedado fuera del grupo de los elegidos y otras, que esto es lo más estrambótico, han conseguido licencias en zonas donde hasta ahora no emitían. Ver para creer.

Lo peor de que este tipo de televisiones desaparezcan es que muchas de ellas tenían un objetivo de ser el intermediario entre el vecino del quinto y el del primero mientras se informaban de lo que pasaba en su barrio, ciudad o comarca. Y ahora las personas mayores, esas que están menos duchas en las nuevas tecnologías, no se explican como no pueden seguir viendo las andanzas del vecino del barrio colindante al suyo pero sí pueden ver como cinco “entendidos” en política discuten sobre si Zapatero lo está haciendo mal, muy mal o es tonto de remate o como cambiar el color del gobierno del país encubriéndolo de intentar mejorar la situación política en la conocida como “tele del toro”. Así nos va…

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